En un momento en el que la sostenibilidad del sistema público de pensiones está más en entredicho que nunca, España se enfrenta a uno de los mayores desafíos económicos y sociales de su historia reciente. Un envejecimiento demográfico acelerado sin precedentes y una estructura de ingresos para los jubilados cada vez más vulnerable.
Según datos del INE, actualmente hay más de 10 millones de pensionistas en España y la previsión es que esta cifra supere los 15 millones en 2050, con la entrada masiva de la generación del baby boom en la jubilación. Este incremento se produce en un contexto donde el ingreso medio por pensión se sitúa en torno a los 1.300 euros mensuales. Una cantidad insuficiente para cubrir con holgura las necesidades de muchas personas mayores, especialmente aquellas que requieren cuidados asistenciales como apoyo doméstico.
Esta situación pone de manifiesto que las pensiones actuales no bastan y las futuras serán previsiblemente menores si no se acomete una reforma estructural. Sin embargo, existe una solución que ya está en manos de millones de personas mayores: la vivienda en propiedad.
En España, se calcula que más del 90% de las personas mayores de 65 años tienen una vivienda en propiedad. A menudo, esta vivienda está libre de cargas, pero también inmovilizada como activo, sin generar ingresos. La paradoja de tener patrimonio, pero no liquidez, es el eje sobre el que debe girar el replanteamiento de la jubilación en el siglo XXI.
Durante décadas, el modelo aspiracional ha sido ahorrar para pagar la hipoteca y llegar a la jubilación sin deudas. Hoy, ese modelo se enfrenta a su límite. Tener una vivienda en propiedad no garantiza una jubilación digna si no se activa el valor de ese patrimonio.
Es aquí donde son necesarios modelos como la nuda propiedad, la renta vitalicia o la venta con alquiler garantizado. Fórmulas que permiten transformar ese ahorro inmobiliario en ingresos periódicos o liquidez inmediata, sin necesidad de renunciar a vivir en la propia casa.
Este modelo se debe impulsar con un enfoque profesional, ético y riguroso. Jubenial conecta a propietarios mayores con inversores y profesionales que entienden la rentabilidad de este tipo de operaciones como una inversión a medio-largo plazo, con impacto social y bajo riesgo.
Hablamos de soluciones que mejoran la calidad de vida del mayor, dándole autonomía y tranquilidad económica. Al tiempo que abren oportunidades a inversores que buscan rentabilidad estable y baja rotación.
El cambio de mentalidad es necesario. En lugar de pensar heredar una casa en 30 años, se debe pensar en convertir ese patrimonio en bienestar para afrontar los años de jubilación con mayor tranquilidad económica, aprovechando el activo más valioso que ya tienen.
El sistema público de pensiones necesita reformas, sí. Pero el sistema privado también necesita soluciones innovadoras que entiendan el cambio de paradigma y sepan activarlo.